Muy provechosa fue la visita a nuestra capital mexicana de una personalidad dentro del panorama vinícola internacional como Carlos Moro

Estuve en una grata comida de convivencia con él, donde tuvimos oportunidad de escuchar detalles de viva voz, acerca de toda esa sapiencia y visión que su familia durante cuatro generaciones ha sabido imprimir a una colección de vinos llenos de distinción y elegancia, que los ha consolidado como íconos en la industria de la vinificación en España.

La cita fue en el restaurante Blanco Castelar en Polanco donde unos momentos antes pudimos charlar en privado breve, pero concisamente, sobre algunos puntos que me confió sobre cuál es el camino que su famosa bodega familiar Matarromera toma hacia el futuro. 

Hizo mucho énfasis en el tema de la sucesión de mandos en la empresa ahondando en la incorporación de sus hijas Beatriz y Paloma al Consejo de Administración, así como de Esperanza su esposa al frente de la Administración, refrendando una vez más el compromiso y la filosofía de Bodegas Matarromera frente a la responsabilidad social respetando la equidad de género, la diversidad y la inclusión.

Al respecto, también añadió que cuenta con la valiosa colaboración entre sus filas de dos enólogas reconocidas como Verónica Pareja y Marta Arias, quienes comparten y aportan su experiencia y visión moderna de la enología actual, en respuesta a las necesidades del consumidor actual.

Como premisas puntuales Carlos Moro indicó que la excelencia y la sostenibilidad son su principal enfoque y para ello, no ha titubeado en abrirse paso hacia una nueva era de cambios. Desde hace ya tiempo en su empresa se ha echado mano de lo que aporta la innovación de la tecnología digital, pero sin perder la esencia primordial de un terruño que produce excelentes vinos, respetando la calidad y la tradición de varias generaciones familiares.

Matarromera la fundó él mismo en 1988 y desde entonces ha continuado el legado de sus antecesores con el garbo, orgullo y pasión por el vino, logrando expandir sus bodegas hacia varias denominaciones de origen, aparte de su sede en Ribera del Duero.

Durante el almuerzo Carlos Moro nos convidó con caldos únicos como sus Grandes Vinos de Bodegas Familiares Matarromera, empezando con una de sus máximas y recientes innovaciones, una copa de vino etiquetado como Win con la particularidad de no contener grado alcohólico, pero sí conservando las características de acidez, frutalidad y frescura de un espumoso de verdejo con alta gama. 

Para acompañar el primer tiempo del menú especialmente creado para la ocasión por el chef de Blanco Castelar, una tostada de atún con ciertos acentos cítricos asiáticos, nos sirvieron su Viña Caeira 2019, un Puro Albariño de Rías Baixas. Frescura, acidez con sutileza suficiente y notas frutales amables estuvieron presentes.

A continuación, llegaron unas mini chalupas de prime acompañadas de una joya singular de la corona, el CM Prestigio 2017 de Matarromera Rioja, un vino lleno de sutileza y complejidad a la vez, que me cautivó, coincidiendo en opinión con mi vecina contigua en la mesa, Esperanza la propia esposa del nuestro anfitrión.

El plato fuerte fue un pato confitado acompañado de un tamal bañado en salsa de foie sobre un espejo de mole rojo, una receta sinigual, novedosa, creativa y sorprendente. Desde luego, tenía que maridarse con la estrella de la tarde, el Matarromera Prestigio 2016. Una sublimación de los caldos más reconocidos de Ribera del Duero, sin lugar a duda. 

Para el postre, un fondante de queso manchego semi curado, regresamos a seguir disfrutando la suave efervesencia del Win sin alcohol.

Una gran muestra y deleite con vinos referentes españoles que por derecho propio se han ganado el favor del consumidor y el prestigio entre los grandes vinos de la Madre Patria

BODEGA CARLOS MORO MATARROMERA
W. bodegacmdematarromera.es

APASIONADO DEL BUEN VIVIR