Cada visita a Cancún y la Riviera Maya siempre me parece diferente, me invade una sensación emocionante que además supera mis expectativas, sobre todo en materia de alojamiento y experiencias únicas que me están esperando para vivirlas.
Y como alguien cantara por ahí: ‘En el mar la vida es más sabrosa’ tiene mucho de cierto…y más cuando se trata de gozar el art de vivre con gran estilo, lujo y atractivo, que sólo a los expertos en ese tema se les puede ocurrir.
Constantemente imaginamos o pensamos cómo y en qué actividades vamos a ocupar nuestro tiempo de disfrute al máximo, sin embargo, poco nos detenemos a realmente dejarnos llevar por los espacios de tiempo para el relax total, sin prisas y sin preocuparnos siquiera del tema.
Aquí les voy a contar cómo resolví eso.
Para empezar, llené mi espíritu de ánimo y buena vibra para agradecer una vez más la oportunidad que permite mi trabajo de poder conocer lugares insólitos, escoger propuestas atrapantes y cautivadoras en hospedajes de todo tipo, unas más básicas y otras más indulgentes, pero las cuáles siempre suman en un importante todo de experiencias memorables, al menos para mí.
Muy agradecido también me dispuse a disfrutar en esta ocasión la atenta hospitalidad del inconfundible sinónimo del lujo de Waldorf Astoria en su segunda propiedad en México, ubicada convenientemente muy cerca del aeropuerto de Cancún y justo al inicio del paradisiaco corredor turístico que comprende la llamada Riviera Maya.
LA CALIDAD SE IMPONE
En un paraje donde el mar, el manglar y los encantos de la naturaleza, acompañan y parecen envolver a la moderna edificación construida sustentablemente que destaca asomándose a una playa de blanca arena bañada por el suave oleaje en esa zona del Caribe Mexicano, se levanta el recién inaugurado Hotel Waldorf Astoria Cancún by Hilton con su distintivo sello de abolengo y calidad, así como su contemporánea y lujosa presencia.
Los detalles son los que cuentan marcando siempre la diferencia y allí no se les pasa por alto ninguno. Desde una cálida bienvenida al dar los primeros pasos de entrada al lobby con toallitas refrescantes aromatizadas y una bebida de frutas e infusiones naturales que halagan a uno de inmediato, encaminado para realizar un check-in express por cuenta del amable personal de recepción que facilita sobremanera el proceso, haciéndolo lo menos inconveniente y sutil posible.
DISEÑO CON SIGNIFICADO
Mientras tanto, el momento es idóneo para dar un vistazo al enorme salón que conforma el lobby principal, lleno de elementos que evocan suntuosidad, elegancia, buen gusto y atmósfera muy actual, gracias a un gran trabajo de interiorismo y la arquitectura misma de la propiedad que, por cierto, estuvo a cargo de la célebre firma de diseño hotelero Hirsch Bedner Associates.
Allí todo tiene un sentido, un significado traducido por cada pieza, cada material y hasta la iluminación, interpretando las maravillas naturales del entorno. Se percibe esa conexión íntima con la naturaleza a través de líneas ondulantes en patrones que se repiten simulando las olas del mar. Elementos como el cristal y molduras en metal iluminado, vidrios texturizados e incrustaciones de conchas de perlas recrean un ambiente de lujo silencioso y refinado.
Me impactó el detalle más icónico de todo el conjunto, el magnífico reloj de pedestal que domina como protagonista estelar la escena al igual que lo hace el original ubicado en el vestíbulo del Waldorf neoyorkino.
Participa además armoniosamente, el mobiliario disperso entre varios módulos con mullidos sofás y sillones que se antoja comprobar su comodidad, mientras bebemos una buena copa de champaña o vinos y por qué no, alguno de los destilados de colección que ofrece el hotel a su clientela y visitantes.
Infinitos pasillos con obras de arte en sus muros y caminos salpicados con motivos marinos conducen a uno a las habitaciones y suites, atravesando por diversas galerías o áreas comunes donde se encuentran dos boutiques con mercancías de lujo y productos de playa, así como centros de consumo de alimentos y bebidas. Y más allá en otro nivel se localiza el centro fitness y el spa con su espectacular espacio de áreas húmedas.
COMODIDAD ANTE TODO
Son en total 173 habitaciones y suites las que conforman la capacidad del hotel y al arribar a lo que sería mi alojamiento durante la estancia, confieso que no pude dejar de admirar cada detalle. Allí instantáneamente se percibe comodidad, antes que nada, gusto impecable y amenidades que sobresalen captando mi atención como la iluminación magnífica que proyecta la luz natural a través de los enormes ventanales panorámicos que conducen al balcón de buen tamaño para admirar de frente al horizonte los incomparables tonos azulados del Caribe Mexicano.
El espacioso baño con dimensión a lo largo de toda la habitación, me hizo sentir a mis anchas para tomar una ducha tipo lluvia o saltar de ella directo a una tina de inmersión fantástica para relajarse con vistas infinitas e irrepetibles hacia el mar.
Una cama que te abraza y te invita a disfrutar el mejor sueño con profundidad y sosiego absoluto y hasta un área de estar con un cómodo sofá redondeado para leer o simplemente relajarse al interior de la habitación. Ropa de cama fina y productos vanity y de tocador de alta gama complementan los deseos y necesidades para vivir la experiencia por todo lo alto. Tecnología de punta en todos los comandos de climatización, iluminación, entretenimiento, gadgets y conectividad de máxima velocidad son tan sólo algunos de los tantos beneficios que hacen la estancia memorable.
DELEITE SIBARITA
En términos de gastronomía, Waldorf Astoria Cancún está a la vanguardia en propuesta culinaria en todos y cada uno de sus 5 centros de consumo.
Chaya, por ejemplo, representa muy bien el concepto brasserie y está abierto a toda hora; es el lugar indicado para iniciar el día con un desayuno que puede ser desde algo bastante ligero con jugos y frutas frescas servidas directamente de alguna huerta o productor local cercano a tu mesa. Por si fuera poco, puedes escoger una variedad de panes artesanales y viennoiseries horneados en casa, hasta algo más contundente como son los pancakes, huevos y omelettes; platillos de cocina mexicana como chilaquiles, quesadillas y alguno que otro antojo.
Tratando de satisfacer mi curiosidad sibarita me di una vuelta por JA’O, otro de los restaurantes más referentes del hotel en versión cantina mexicana, donde grata sorpresa me llevé con el nivel de cocina que se maneja allí. Encontré una variedad de platillos que nos recuerdan las recetas típicas y tradicionales de este tipo de locales de encuentro donde se rinde culto al buen comer y buen beber de manera casual y muy relajada. Sin embargo, la creatividad y el saber dominar las técnicas culinarias de los chefs de casa, dan lugar a una cocina mexicana con aires de innovación, pero siempre respetando los sabores muy propios y con ese sello que magnifica su identidad.
Nada como saborear una espléndida cena en la terraza exterior al aire libre de JA’O y acompañando la opípara experiencia con un complemento ideal procedente de la colección boutique de destilados de agave in house, o una buena copa de vino y otras bebidas de la muy completa barra.
Alrededor de la enorme alberca del hotel, el Pool Bar también sirve un menú de especialidades saludables, ligeras y apetitosas durante el día y también con opción para cenar y una coctelería de autor realmente ingeniosa y original.
Por otra parte, imperdible fue la escala como preámbulo de cena para tomar el aperitivo en un clásico de clásicos, como es el Peacock Alley Lounge, emulando al original bar del Waldorf de Nueva York donde es el ‘it place’ para reunir a diversos personajes mundanos y bon vivants. También es el punto de reunión natural del hotel y su concepto fue bien aterrizado y tropicalizado, ofreciendo Bebidas Premium y una carta de mixología de primera línea, en un ambiente casual y con música viva que pone el toque de animación a las veladas.
La cereza del pastel es Malpeque, el restaurante más exclusivo del hotel y su foco de atención principal se centra en una parrilla a brasa viva por donde pasan los más frescos pescados y mariscos para adquirir esas notas sutiles algunas y poderosas otras, en aromas de humo, carbón y fuego, que nos complacen a todos.
Asimismo, las barras de crudos son abundantemente surtidas para deleite de nosotros los comensales. Al frente del fogón no podía ser menos que el reconocido chef Stuart Roger, quien se luce con platos de mar que nos pueden volver locos de gula y satisfacción al paladar.
PLACER INDULGENTE
La experiencia no podría haber sido más completa, también me dejé llevar por un momento de total relajación y descanso del cuerpo y alma en el Waldorf Astoria Spa con un indulgente masaje para liberar tensión, stress y rigidez muscular, entre muchos más de los tratamientos y terapias que están disponibles, así como un menú de rituales holísticos de sanación espiritual inspirados en ancestrales tradiciones mayas e impartidos por el chamán de la casa.
El spa cuenta con 21 cabinas para tratamientos bajo techo y al aire libre y un área de experiencias húmedas con sauna, vapor, duchas tipo lluvia, fosas de inmersión y alberca de sensaciones con jets de relajación; todo distribuido en secciones específicas y exuberantes jardines interiores y exteriores y un vestíbulo con una sala circular hundida con vista a un paisaje tropical al aire libre también.
La gigantesca alberca y la playa de belleza incomparable son los puntos más concurridos durante el día, para aprovechar el sol y la brisa marina en mullidas tumbonas y cabinas tipo belaria con servicios de bar y alimentos ligeros.
A LA MEDIDA
Recorriendo otras áreas del hotel descubrí un pasaje de interconexión que une otra ala de grandes dimensiones destinada a salones, salas y espacios para eventos con diversas capacidades tanto al interior como exterior, con el vecino Hilton Cancun an All Inclusive Resort, perteneciente a la misma corporación hotelera. Si tu preferencia es vivir una experiencia de lujo integral y comodidad absoluta a la orilla del mar, no lo pienses más Waldorf Astoria Cancún es la mejor opción, atrévete y gózala al máximo.