La Histórica Costa de Turquía

El Mausoleo de Halicarnaso, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, le dio su nombre a la Peninsula Halicarnaso, ahora llamada Bodrum. Fundada por los griegos dorios. Mas tarde cayó bajo el dominio persa aqueménida y se convirtió en la ciudad capital de la Satrapía de Caria. Pasó por las manos de los Romanos, Bizantinos, Caballeros Hospitalarios, Solimán el Magnífico y finalmente se estableció cómo la estratégica entrada del golfo de Gökova de Turquía.

Una tierra donde las olas de la historia y del mar crujen contra formaciones rocosas y playas de ensueño, Bodrum se ha establecido en los últimos años como un destino de lujo, relajación y belleza natural encantadora. En la provincia de Muğla, al suroeste de Turquía, es un portal al pasado donde nos encontramos con una joya hotelera única: Kempinski Hotel Barbaros Bay Bodrum.

Alzándose en los acantilados de la prístina Bahía de Barbaros, este resort mezcla lo mejor del lujo europeo con un entorno pintoresco. Un oasis de serenidad, aquí las excelentes instalaciones de ocio se mezclan con una sinfonía de sabores.

Este refugio exclusivo nos enamora de lo mas sofisticado del destino donde se encuentra, desde su playa de fina arena con bandera su icónica azul, hasta una piscina infinita que se extiende hacia el horizonte con tradicionales cisternas reflejándose místicamente en sus aguas. Obras de arte decoran sus extensos interiores, atrayendo la mirada mientras descendemos sus majestuosas escalaras bajo el enorme duomo central de la construcción. 

Uno de los espacios más reconocidos del resort es su exclusivo Spa de 5,500 metros cuadrados. El Sanitas Spa del Kempinski Barbaros Bay tiene un diseño abierto y espacioso, que combina hermosas vistas del Mar Egeo con instalaciones de última generación para crear una experiencia de spa única. Este paraíso alberga salas de tratamiento de lujo, una piscina cubierta y una bañera de hidromasaje, un baño turco –conocido como hammam–, sauna y salas de vapor. Un edén de relajación, aquí pasamos horas de paz absoluta.

El hotel nos deleita con su variedad de destacados restaurantes que combinan la autenticidad y las excepcionales especialidades culinarias de la región. Tuve el placer de disfrutar del restaurante Villa Rossa, con su delicioso menú compuesto por carnes y una selección de entrantes acompañados de una selección de vinos de primera calidad – todo en un ambiente mágico con vistas al azul del Mar Egeo.

Madura y rebosante de la vitalidad del sol mediterráneo, la aceituna es el elemento vital de las diversas cocinas de Turquía, uniendo los sabores del Egeo, el Mar Negro, el Mediterráneo, Anatolia central y sudoriental que los chefs del Kempinski han reunido en el menú del restaurante Olives, donde tuve el placer de explorar lo sabores de la región. También disfruté de platillos clásicos de la cocina del Egeo después de una inmersión profunda en el mar cristalino de la playa privada del hotel, en el restaurante Barbarossa, cuyo nombre le hace honor al mundialmente famoso marino de Bodrum.

Kempinski también nos lleva de la mano a disfrutar los sabores del oriente lejano en su restaurante Siagon, donde exóticas delicias pan-asiáticas combinan con un cocteles de fusión de «espíritu explorador”. Aquí todos los platos se sirven en el centro de la mesa, lo que hace que la experiencia gastronómica sea colectiva y enfatiza el disfrute y el descubrimiento compartidos.

En los acantilados de la península de Bodrum y con vistas panorámicas del Mar Egeo, Kempinski Barbaros Bay, es un refugio de lujo y sofisticación entre olivos, pinos y playas. Joya hotelera y obra de arte arquitectónica, es mucho más que un hotel: es un destino en sí mismo.

KEMPINSKI HOTEL BARBAROS BAY BODRUM
W. kempinski.com

APASIONADA DEL BUEN VIVIR