SEDUCCIONES… ¡BLONDE, LA MARYLIN MONROE DE NETFLIX!
“Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta (Ma-ri-lyn): la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes”. Son las primeras líneas de la novela Lolita de Vladimir Nabokov, que devela los ocultos secretos de la seducción.
HOLLYWOOD ES SINÓNIMO DE MARYLIN MONROE: EL GRAN PECADO
Una invención de los genios del celuloide de la joven Norma Jean a una luminaria que no requería de libreto ni de guion: ella era el personaje. Con su vestido y pantaletas níveas volando por los respiradores del metro de New York en la Comezón del Séptimo Año, en el close up de Marilyn adormilada en la cama en Niágara en excelso blanco y negro, en Los Hombres las Prefieren Rubias o con su suéter mexicano caminando por la playa, todas imágenes icónicas por las que deambula Blonde, la película: Ma-ri-lyn.
Con la poderosa instrumentación a base de teclados melancólicos de Nick Cave & Warren Ellis, el Soundtrack de la cinta más arriesgada de Netflix a cargo del director Adrew Dominikla que tardó una década en filmar la vida secreta o más pública de Norma Jean y estrenada en la Mostra de Venecia llega a la pantalla privada del cinéfilo y, por vez primera, prohibida para menores de 17 años.
Interpretada por Ana de Armas, la actriz cubana que también es la nueva chica de James Bond, la chica de rojo de la marca Campari y de Blade Runner 2049, construye una monumental interpretación de Norma Jean, sumamente sensual y acertada por lo que no dudo que se llevará el Oscar, a nombre de Ma-ri-lyn.
Norma Jeane Mortenson y sus traumas, oscura infancia, tan mancillada como el American Dream, que encuentra el amor en la pócima de la seducción: el trío amoroso; pues el amor es una construcción de tres, dos amantes y lo que surge de ellos; Marilyn amó una vez a dos hombres: a un actor de la época sin trascendencia y a Charlie Chaplin Jr., una menage a trois finísimo con una realmente diva feliz. Ma-ri-lyn.
Adrew Dominikla deambula de un exultante blanco y negro al color, para narrar la trágica historia de la actriz que se inventó así misma, un drama que va del color hollywoodense al blanco y negro de la realidad de las drogas, el desencanto y la gloria del éxito de una caracterización por vez primera feminista, ahora, en el siglo de las mujeres, Norma Jean vuelve a las pantallas para ser vista y escuchada. La dueña de la seducción: Ma-ri-lyn.
Alternando con primeras figuras como Adrien Brody, Bobby Cannavale y Rebecca Wisocky, Blonde como Ana de Armas nos lleva de la mano para descifrar esas “pasiones que despierta y que hacen llegar a la cima a un hombre o caer hasta lo más bajo”; ahí están Joe Dimaggio, el machito jugador de beisbol, Arthur Miller, el mayor dramaturgo, y el presidente misógino Kennedy, sus esposos y amantes, en crudos retratos que destilan sabor de amor amargo. La figura paterna perdida: Ma-ri-lyn.
La última película de la diva de Hollywood siempre será la mejor, entre las once hasta ahora filmadas, porque la gran diva tiene un relicario de historias ahora descubiertas en la novela Blonde de Joyce Carol Oates y que adapta a la pantalla el director Dominikla. Ma-ri-lyn, el sueño de la seducción.
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