LA COCINA DE ISRAEL ARÉTXIGA EN ZERU LOMAS

Sabores ibéricos que se conjugan con la sazón que sólo los maestros cocineros vascos le saben imprimir a cada uno de sus platillos es la propuesta de Zeru, que con una década en su sede original de San Angel ha venido cautivando paladares y hoy se ha extendido hacia otro extremo de la Ciudad de México con un nuevo local en las Lomas de Chapultepec.

De acuerdo a la nueva modalidad impuesta por la crisis sanitaria que el mundo vive actualmente las terrazas y los espacios al aire libre son lo de hoy, en cuanto a medidas óptimas de protección para evitar la propagación del virus Covid 19. 

Ambas sucursales cuentan con el requisito indispensable de estos lineamientos requeridos por las autoridades para la segunda nueva reapertura de restaurantes capitalinos, ofreciendo espacios abiertos que invitan a sentirse en un jardín o una convivencia exterior grata.

En manos del chef Israel Arétxiga está la cocina de Zeru Lomas y en su propia sapiencia el sabor asegurado de sus propuestas garantiza un verdadero festín al comensal, con una propuesta ciertamente más fresca y contemporánea, claro sin olvidar los clásicos de toda la vida infaltables en un buen restaurante español, como son las croquetas de jamón ibérico o los pintxos y la pantumaca de siempre. Y aunque hay muchos tipos de croquetas, las de Zeru son incomparables.

Repasando su carta desde entrantes, primeros y fuertes hasta los postres, la calidad de los productos se impone, ya sean los de mar y cárnicos o los vegetales, frutos y esencias que están en la primera línea de atención para la cuidadosa selección que hace diariamente el chef Arétxiga.

Un interiorismo equilibrado en tapices, texturas, maderas y desde luego, el elemento verde de plantas y flores son la primera impresión al entrar a este espacioso jardín interior con un rasgo de cielo abierto, que permite sentirse libre, relajado y con un buen espacio para disfrutar en sanas distancia y convivencia entre paneles de acrílico transparente para delimitar colocación de mesas y sillas.

Que tal unos apetitosos mejillones al vino blanco, o una sardina braseada, sugiere de entrada el anfitrión y amo del fogón allí. Pero no se pueden pasar por alto unos pimientos del padrón, o los tiraditos frescos de pescado como pocos. Sí, efectivamente los pescados son la especialidad y con un toque de sabor secreto que habrá que descubrir algún día.

Asimismo, los infaltables taquitos de pato se enfilan para abrir apetitos y el antojo ideal. Se puede continuar con un pintxo de queso idiazábal con oliva y anchoa, para pasar luego a las ensaladas como la de sandía con queso feta; el róbalo con tahini con verduras pasadas por el carbón. Sin duda la estrella sigue siendo el pulpo a la gallega y de la mano se perfilan el arroz meloso con rib-eye, así como el pescado Oreo. Y con dulce final, nada como una tarta de Santiago, natilla, tarta de limón, el arroz con leche o las ensaimadas.

ZERU
W. grupozeru.com

APASIONADO DEL BUEN VIVIR