
Admirando Europa a 200 Kilómetros Por Hora
Viajar en tren es parte de la experiencia de conocer Europa ellos gozamos de paisajes espectaculares y también ofrecen la oportunidad para conocer a los lugareños y aprender más sobre su país y cultura mientras obtenemos consejos sobre los mejores destinos secretos.
Los viajes en trenes son una experiencia maravillosa en Europa, que nos muestra desde las campiñas hasta el ambiente cosmopolita en un ambiente moderno y ultra cómodo, sin paradas, sin tráfico, con aire acondicionado y con salidas continuas a lo largo del día.
Desde hace más de 50 años Rail Europe ofrece el pase de tren, un producto que simplifica al máximo la planeación y reservación de un viaje de placer o de negocios por tren y una excelente alternativa para realizar viajes ilimitados dentro de un área geográfica determinada y por una determinada cantidad de días, disfrutando de la calidad de la infraestructura y los servicios de la extensa red ferroviaria europea.
Versátil, se adapta a las necesidades de todos los viajeros, al mismo tiempo que nos da derecho a bonos exclusivos y descuentos en los trenes internacionales de alta velocidad y de noche. Con ellos podemos elegir entre una amplia gama de trenes incluyendo trenes de alta velocidad que operan a casi 200 mph y trenes nocturnos que son básicamente hoteles en ruedas.
Hace unos días gocé de la comodidad de la Primera Clase en un tren de Dijon a Colmar. Hermosas vistas al campo alemán pasaron rápidamente por la ventana en lo que disfruté de los amplios asientos y excelente servicio, desatando un chocolate local de cortesía.
Con los ojos en el cambiante paisaje de la campiña francesa y la mente en la nubes, recorrí este hermoso país. Viajar en tren es mucho más que solo un medio de transporte; es mucho más que sólo trasladarse del punto A al punto B. A través de la ventanilla del tren podemos apreciar los hermosos escenarios de las campiñas, de los pueblos y de esas áreas de las ciudades que no exploraríamos en un recorrido tradicional.
Para descubrir la cuna de los vinos franceses que han inspirado a vinicultores de todo el mundo, los trenes nos llevan a Burdeos, también conocida por su catedral gótica de Saint André y sus mansiones de los siglos XVIII y XIX. Para seguir maravillándonos, es imperdible conocer Carcasona, una impactante ciudad en la cima de una colina del área de Languedoc, famosa por su ciudadela medieval, La Cité, con varias torres de observación y fortificaciones de murallas dobles, que han permanecido en pie desde la época galo-romana.