Pinea, el Vino Español con Alma Mexicana

Pinea es un vino español con alma mexicana, que captura la fuerza del espíritu, la determinación y las cualidades únicas de España en la producción de vinos fabulosos. Vicente Pliego decidió dejar la vida que tenía para perseguir y lograr sus sueños, por eso, dejó México para mudarse a la Ribera del Duero y fabricar sus propios vinos. Fue una decisión arriesgada en la que depositó todo, pero la palabra imposible no existe en su vocabulario y sus sueños fueron más grandes que cualquier miedo. 

A la determinación la acompañaron su preparación en cursos de sommelier con grandes conocedores, y proyectos de investigación sobre las uvas y las zonas para su cultivo. Después de mucho experimentar y probar, Vicente descubrió que su uva favorita era la Tempranillo, y que la mejor zona de España para cultivarla era en el norte de la Ribera del Duero, donde el clima y las cepas alcanzan una expresión inigualable.

El lugar que escogió para labrar sus sueños fue cuidado por una familia durante generaciones, con cepas registradas en 1929 y otras incluso más antiguas. Estas cepas viejas producen poca fruta pero de mucha calidad, son curtidas por el tiempo y la climatología, que las hacen crecer en formas caprichosas, por lo que además de dar uvas deliciosas es una delicia verlas en el viñedo. 

Pinea vio la luz en el 2013, poniendo a prueba la determinación y el cariño de Vicente por sus vinos. Ese año, una terrible cantidad de lluvia amenazó con destruir las uvas al final de la temporada, pero esta adversidad, lejos de desanimarlo, lo impulsó a seguir adelante. En 2014 las condiciones cambiaron y se logró elaborar Pinea con las características que buscaba: seductor, un vino que refleja las cualidades del terroir. 

La fórmula para elaborar Pinea incluye muchos factores. En sus inicios, Vicente se apoyó en los ancianos de la zona que han resguardado las técnicas ancestrales de producción, y lo llevaron a transitar de la teoría a la práctica, depositando en él los conocimientos que les dejaron sus padres. Otro aspecto de Pinea es que los vinos se elaboran de forma tradicional, con las manos y con el corazón, en un proceso artesanal que incluye el uso de levaduras autóctonas, sin emplear aceros ni sistemas mecánicos, conservando las cualidades del terroir al que no se le ha contaminado con el uso de químicos de ningún tipo.

Todo este proceso orgánico se descubre en los sentidos cuando se prueba en la copa Riedel tempranillo. La forma del globo, el cristal fino y transparente, permiten descubrir las cualidades de Pinea sin interferencias, en especial cuando son vinos de larga guarda. En el corazón de la copa se descubren colores profundos, en tanto que los ribetes son violáceos, como una combinación de jovialidad con madurez. 

La expresión de la madera de la barrica está presente pero no es le roba el protagonismo a la uva. Se descubren aromas de compota de frambuesa, notas de tabaco y chocolate, regaliz, madera, cuero, lavanda, aromas de personalidad única con notas de vainilla, tostados caramelizados, que ayudan a percibir las sensaciones dulces de la uva. En boca, sus cualidades elegantes y sutiles recuerdan las tartas caseras de las abuelas decoradas con una capa crocante de azúcar, en el primer sorbo se siente la corteza caramelizada que invita a seguir descubriendo al vino. 

Sueños, disciplina, una voluntad férrea y la tierra perfecta, son la receta para crear un vino que nos transporta en un mundo de sensaciones en perfecto equilibrio.

W. pinea.wine
W. debybeard.com

APASIONADA DEL BUEN VIVIR