Oasis de Indulgencia: el Rosewood Mayakoba
La Riviera Maya es el destino perfecto para los amantes del arte y los amantes de la cultura. Desde las ruinas de la civilización maya hasta el exuberante paisaje natural, este paraíso nos sumerge en maravillas inolvidables.
Ubicado en la península de Yucatán, en el sureste de México, Mayakoba se encuentra en el corazón de la Riviera Maya, un glorioso tramo de la costa caribeña conocida por sus playas de arena blanca y aguas azules, selvas tropicales y patrimonio maya.
Construido a lo largo de sinuosas lagunas esmeraldas y un arco de fina arena blanca, Rosewood Mayakoba es un oasis de indulgencia diseñado en armonía con su entorno natural. Combinando una sensibilidad de diseño sorprendentemente moderna con sutiles motivos mayas y una mezcla de materiales indígenas, las suites del complejo y las residencias privadas son portales a mundos de placer infinito.
Desde su debut a finales de 2008, Rosewood Mayakoba ha sido honrado en repetidas ocasiones como uno de los mejores resorts de lujo del mundo. Abrazado por la exuberante selva y la impresionante costa de la Riviera Maya, el escondite frente al mar está situado en el corazón del enclave resort de 620 acres de Mayakoba, justo al norte de Playa del Carmen.
Convenientemente ubicado a poca distancia de las antiguas ruinas mayas, parques ecológicos, innumerables deportes acuáticos y buceo en el Gran Arrecife Maya, el segundo sistema coralino más grande del mundo, Rosewood Mayakoba nos lleva de la mano a descubrir las aguas color aguamarina del Mar Caribe.
A Sense of Place es la filosofía de bienestar de todos los hoteles Rosewood en el mundo, enfocados a reflejando la historia y la cultura local, la arquitectura representativa del lugar y la sensibilidad del destino. En Mayakoba, Rosewood nos guía a lo más autentico y fascinante de la cultura local, haciéndonos participes en la historia, riqueza y belleza natural del entorno que nos rodea.
En este entorno exclusivo bañado por el sol, bajo las altas palmeras cuyas ramas danzan en la brisa del mar, embriagadoras vistas del horizonte nos llenan de una sensación de paz exquisita.